Pareciera que en la práctica, en nuestra vida diaria, el coraje y la vulnerabilidad fueran casi opuestos. Que la vulnerabilidad fuera sinónimo de “debilidad” y el coraje, de fuerza y valentía. Pero la verdad es que estos dos conceptos funcionan como un complemento y tienen mucho que enseñarnos.
Ha medida que vamos creciendo, vamos viendo cómo de una u otra forma en nuestra sociedad y cultura se ensalza el éxito y la perfección en todo sentido y en todo ámbito (sobre todo como mujeres). Pero la verdad es que por mucho que nos quieran vender esa idea o, se nos exijan ciertos comportamientos o formas de ser, la realidad es muy distinta… fallamos. Y fallamos mucho. Nos caemos, nos levantamos, lloramos, nos enrabiamos, a veces la energía está baja y por supuesto que sentimos dolor.
¿Es eso sinónimo de debilidad? La verdad es que para mí es sinónimo de tener alma, de estar vivas. Caernos es parte de la experiencia humana.
No tenemos corazón de piedra, ni somos tan fuertes para jamás quebrarnos. Creo que todo se trata de perspectivas, de resignificar conceptos y darnos cuenta de que en realidad, el ser vulnerables, paradójicamente, nos ayuda a crecer y por ende, nos da fuerzas.
Sé que puede ser difícil ver esto en nosotras mismas, pero imagínate escuchando la historia de “fracaso” y superación de alguien más. ¿Qué te pasa con eso? ¿Te inspira verdad? En ese momento solo piensas “guau! Me parece admirable y me da fuerzas para intentarlo!”
¿Y si entonces practicas eso contigo misma? Haz el ejercicio de mirar hacia atrás y sentir orgullo por todas esas veces que la cag*st* y luego te paraste, te reconstruiste y tu vida siguió mejor que antes.
¿Qué es entonces la vulnerabilidad?
No sé si has escuchado sobre Brené Brown, hizo una TED Talk famosa llamada “El poder de la vulnerabilidad” Ella se dedica a estudiarla y nos dice que “… es el lugar de nacimiento de las conexiones humanas y el camino hacia el sentimiento de dignidad”.
Podemos decir entonces, que la capacidad de mostrarnos vulnerables ante otras personas nos lleva directamente a la conexión. Estamos neurológicamente programadas para ella: necesitamos amor, pertenencia y conexión.
¿Por qué entonces nos resistimos? Básicamente porque es incómodo y está detrás de la vergüenza y el miedo, porque requiere de nuestro coraje.
Tener coraje es atrevernos a mostrar lo que realmente somos y lo que realmente tenemos en nuestro corazón. Ahí no hay perfección, hay autenticidad. ¿Y acaso hay algo más liberador que vivir auténticamente?
Dejémonos ver de verdad. No importa que tan aterrador parezca a veces, merecemos ser amadas, merecemos ser vistas, valoradas y admiradas. Y eso, inevitablemente se relaciona directamente con nuestro coraje y por supuesto, con nuestra vulnerabilidad.
Lo último que busco con esto es simplificarlo, sé que en la práctica no es sencillo. Es por eso que quiero darte algunos consejos que te pueden ayudar.
Rodéate de gente que te apañe, consume contenido que te inspire, aprende a decir no cuando no quieras algo, verbaliza tus verdaderos sentimientos, cuando escuches lo éxitos de alguien pregúntale también, qué es lo que tuvo que atravesar para llegar ahí? Busca actividades que te motiven y por último, aprende a pedir ayuda. Siempre hay alguien dispuesta a darnos la mano.
Recuerda que Casa de Mujeres es un espacio seguro, en donde podemos empaparnos de coraje para vivir la vida que quieras. Si buscas ayuda, el programa Soy Poderosa es el indicado para ti.
Abrazos.